Avance “Sueños de libertad”: Begoña descubre el motivo de su locura, capítulo 129 lunes 26 de agosto
Mateo y Claudia dudan sobre su separación; Luz cambia radicalmente de opinión respecto a Luis; Isabel le pisa los talones a los Merino; y Tasio comunica a Carmen la detención de Íñigo. Esto y más, en el capítulo 129 de “Sueños de libertad”, el lunes 26 de agosto en Antena 3 a partir de las 15:45 horas.
En el episodio anterior de “Sueños de libertad”, emitido el viernes 23 de agosto, Isabel enredó a Gema y descubrió que los Merino han solicitado una hipoteca; tras el rumor difundido por Joselito en la verbena, Mateo decidió marcharse de la colonia para salvar a Claudia; Luz renunció a Luis; y con Begoña cada vez peor, Jesús chantajeó a Jaime: o silencia los análisis de sangre de su esposa o airea la homosexualidad de Marta…
Avance de lo que pasará el lunes 26 de agosto en el capítulo 129 de “Sueños de libertad”
En el dispensario, Jaime averigua que los análisis toxicológicos han detectado en la sangre de Begoña fenciclidina, droga con efectos anestésicos y alucinógenos. De pronto, aparece Jesús y su cuñado le advierte que esa sustancia podría matar a su esposa, pero en lugar de denunciarlo, se somete a su chantaje para proteger la intimidad de Marta.
En esas, se presenta Luz y Jaime le miente, afirmando que el resultado de la prueba es satisfactorio. La doctora no se fía, aunque no puede comprobarlo porque el laboratorio ha dado su dictamen por teléfono. Además, entiende que si la enfermera ya no consume calmantes, solo queda pensar que está realmente trastornada.
Entretanto, Isabel, tras hallar en el bolso de Gema un documento que confirma que los Merino han pedido una hipoteca, se hace pasar por la secretaria de Joaquín y llama al banco. Entonces, la sirvienta, que casi la pilla, le entrega un regalo de cumpleaños y ella lo rechaza, volviendo a hacerse la víctima.
En el almacén, Fina continúa animando a Claudia, convencida de que no la echarán. Ésta culpa de lo ocurrido a su madre por enviar a Joselito a arruinarle la vida. Cuando entra Marta, su novia defiende a su amiga con vehemencia, hasta que la jefa calma a ambas: la de Don Benito se queda gracias a que Mateo se ha sacrificado por ella, que se echa a llorar de nuevo.
En la cantina, Tasio informa a Carmen de que Íñigo ha sido detenido por fin y él declarado inocente, aunque recuperarán una mínima parte de sus ahorros, destinada a saldar su deuda con Damián. Su mujer pasa de la alegría al enfado, cansada de ser siempre la última en la lista de prioridades del operario.
Luego, Mateo anuncia a don Agustín que se ha salido con la suya: se va de la colonia. De todos modos, le aconseja que deje en paz a Claudia, porque piensa vigilarlo. Así, si el viejo sacerdote sigue martirizando a la muchacha, “lo pagará muy caro”.
En el despacho, Isabel comenta a Jesús que los Merino se disponen a hipotecar su casa y su jefe se cuestiona para qué querrán sus primos tanto dinero de inmediato. La secretaria se huele que deudas no tienen, porque a Gema se la ve muy ilusionada e incluso presumió ante María que le esperaba un futuro mejor…
A todo esto, Begoña, que no puede ni con su alma, recibe la visita de Andrés, a quien dice que es consciente de que se está volviendo loca. Su cuñado le contesta que es cierto que algo le pasa, aunque intuye que su mal no está relacionado con la salud mental.
De repente, Jaime abre la puerta, interrumpiendo el momento. De este modo, Andrés sale y el médico examina a su cuñada. Mientras le toma el pulso, desconfía de una taza con infusión que hay en la mesa y se la lleva al irse, dejando extrañada a la enfermera.
Por su parte, a preguntas de Fina, Marta admite que Jesús no ha vuelto a referirse a ella, aunque le pide que si se topa otra vez con él, no le siga el juego. A continuación, Jaime recomienda a ambas ser más cuidadosas, y su esposa, ignorando la realidad, se jacta de que si su hermano se enterase de su secreto sería incapaz de abrir la boca.
En el laboratorio, Luz sorprende a Luis y, en un inesperado cambio de opinión, se da otra oportunidad con el perfumista, a quien besa apasionadamente. Y Mateo explica a Claudia que ha comenzado a preparar las maletas. Sin poder contener el llanto, ambos llegan a la conclusión de que se necesitan mutuamente y ella siente que el cura, lejos de salvarla, la condena a vivir sin él…
En la alcoba, Jesús no quita ojo a Begoña y le ofrece otra infusión. Si hasta la presente ella había ingerido todo lo que él le servía, ahora se resiste. Al acordarse de sus conversaciones con Andrés y Jaime, parece sospechar que su marido ha echado algo en la bebida y, en su ausencia, vierte el líquido en una maceta…