Avance “Sueños de libertad”: El destierro de Marta y el juramento de Begoña, capítulo 132 jueves 29 de agosto

En el episodio anterior de “Sueños de libertad”, emitido el miércoles 28 de agosto, Jesús confesó a Damián que está envenenando a Begoña; Sonsoles regresó para recuperar a Gaspar; el detective captó a Marta y Fina besándose e Isabel, que exigió a su jefe un ascenso, le recomendó no publicar las fotos; Mateo dijo adiós a Damián y éste abroncó a don Agustín; y Begoña, al confirmar que Jesús la droga, anunció a Luz su intención de fugarse…

Avance de lo que pasará el jueves 29 de agosto en el capítulo 132 de “Sueños de libertad”

Luz está dispuesta a ayudar a Begoña en todo lo que necesite para que, esta vez sí, cumpla su objetivo de liberarse para siempre de las garras de Jesús. Su amiga aspira a alcanzar Inglaterra en barco desde Lisboa, hacia donde viajará en tren. La doctora le aconseja que cuente con Andrés, aunque ella prefiere que nadie conozca su plan de fuga.

Lo que Luz no aprueba es que Begoña quiera llevarse en su huida a Julia. Por ello, trata de disuadir a la enfermera, avisándole de que su esposo podría denunciarla por secuestrar a la pequeña. Pero ella se niega a abandonar a la niña a su suerte.

A la mañana siguiente, Joaquín no da crédito al ver a Isabel desayunando en su casa y se mosquea por la repentina amistad que Gema ha trabado con la mano derecha de Jesús. El mayor de los Merino se huele una trampa de su primo para indagar en el asunto del balneario y exige a la sirvienta que corte por lo sano con la turbia secretaria.

En la mansión, Damián recibe un sobre con las fotografías que muestran a Marta y Fina besándose y casi le da un soponcio. Incapaz de sobreponerse, requiere inmediatamente la presencia de su hija, atónita al ser cuestionada por su padre sobre la naturaleza de su relación con la dependienta.

La jefa de ventas, visiblemente nerviosa, prueba a jugar al despiste, aunque se echa a llorar cuando el patriarca le enseña las instantáneas, remitidas a él por un anónimo. Marta ignora quién puede querer dañarla así mientras Damián, que hasta se avergüenza de mirarla, pierde los estribos. Ella lamenta que la desprecie por haberse enamorado…

Por su parte, Begoña continúa haciéndose la trastornada para prevenir suspicacias y Andrés, atormentado, se presenta en el dispensario para desahogarse con Luz, que, protegiendo a su amiga, insiste en que es muy probable que haya heredado la enfermedad de Mercedes. Sin embargo, le quita la idea de recurrir a un psiquiatra.

Entretanto, Carmen, segura de que su marido volverá a las andadas en cuanto se dé la oportunidad, ya no sabe cómo decirle a Tasio que, de momento, no hay perdón que valga. No obstante, la sevillana acepta aliarse con el operario para evitar que Gaspar caiga en brazos de Sonsoles.

Mientras, Damián convoca a sus dos hijos y se inventa que Marta ha renunciado a recoger el premio del Círculo de Empresarios. Andrés se extraña, intuyendo que su padre le ha prohibido asistir. Finalmente, el patriarca anuncia que será él mismo quien acuda, provocando el berrinche de Jesús, a quien acusa de estar detrás de las dichosas fotos…

En la cantina, Mateo, con su maleta a cuestas, se despide de Gaspar sin dirigirle la palabra a Claudia, que tampoco se atreve a abrir la boca. Entonces, llega don Agustín dando tumbos y al joven sacerdote le preocupa que el viejo cura se haya propuesto olvidar sus fechorías a base de alcohol.

De hecho, poco después, ambos aparecen en el dispensario: el veterano párroco se ha caído en el patio y Jaime le inmoviliza el brazo derecho, lo que le impedirá atender las tareas de la feligresía. Así, Mateo retrasa su marcha para arrimar el hombro pese a las reticencias de don Agustín.

En las dependencias de los Merino, Digna ha invitado a comer a Luz para formalizar su noviazgo con Luis. Todo iba como la seda hasta que la cocinera empieza a husmear en el delicado pasado de la doctora y el perfumista estalla, dejando a su madre perpleja y escamada…

Y Begoña parece que desiste de escapar con Julia, pues le hace jurar a Digna que cuidará de la niña si ella falta. Más tarde, la pequeña, que escuchó la conversación desde el pasillo, concluye que su madrastra proyecta irse cuando ésta le regala la medalla de Mercedes. Ante las súplicas de su hijastra, la enfermera jura que nunca se separarán…